La soledad es una realidad para las personas que se infectan con SARS-CoV-2 y la misma empeora al ser transferidas a unidades de cuidados intensivos.
Las personas internadas por COVID en situaciones especiales (mujeres en trabajo de parto, menores de edad, o personas con problemas mentales, autismo o discapacidad) necesitan de acompañamiento y por ende deben ser tratadas de manera excepcional.
Se deben garantizar aspectos que permitan un proceso de morir con dignidad para el paciente en situación de últimos días (SUD), como así también permitir a los familiares/allegados la posibilidad de despedida presencial de sus seres queridos.
El propósito de este protocolo es lograr que dentro de las posibilidades de cada establecimiento y/o servicio sean menos las personas que mueran solas y puedan promover un alivio emocional del círculo afectivo del paciente en SUD.
A pesar de los esfuerzos realizados, muchos servicios de salud atraviesan falta y sobrecarga de personal y no cuentan además con infraestructura adecuada; se trata de condiciones que pueden dificultar el cumplimiento de estas recomendaciones.
Se recomienda armar un equipo especial para estas situaciones, el equipo debería incluir médicos/as, enfermeros/as, profesional de la salud mental, profesional social (trabajador/a social por ejemplo).
La estrategia de comunicación debe considerar quienes serán los interlocutores del equipo que se comunicarán con las familias y como se llevará adelante el acompañamiento presencial (colocación supervisada de colocación y retiro del equipo de protección personal adecuado).
Los acompañantes deben reunir las siguientes condiciones: tener preferentemente entre 18 y 60 años, gozar de buena salud en general, no estar embarazada, no tener factores de riesgo.
Existirá un consentimiento informado a firmar, donde se aclare el riesgo potencial.
Explicar procedimientos permitidos y desaconsejados, maximizar medidas de higiene personal y respiratoria y no compartir utensilios, alimentos, bebidas.
Es recomendable que el familiar/allegado designado reciba apoyo y contención de especialistas en salud mental en el manejo de situación de final de vida y duelo.
Se debería informar al familiar/allegado que puede considerarse “contacto estrecho” si hubiera alguna falla en las medidas de cuidado (en cuyo caso deberá realizar el correspondiente aislamiento). El acompañante permanente será considerado como “contacto estrecho”.
Siempre que la condición del paciente lo permita, se debería brindar al familiar/allegado la posibilidad de contactar a la familia/allegados a través de dispositivos digitales con comunicaciones o video llamadas.
Establecer recomendaciones para el destino del cadáver.
Es altamente recomendable que la institución ofrezca supervisión y contención al equipo de salud involucrado en el presente procedimiento.
La institución debe evaluar en los trabajadores la presencia de elementos de burnout, estrés postraumático y otros eventos que afecten la salud mental de los mismos. Es conveniente que se generen espacios para escucha activa, contención individual y para líderes de equipos.
De poder implementarse, es importante que las instituciones cuenten con equipos de cuidados integrales (paliativos) y con equipos de soporte espiritual y duelo.
Si bien estas recomendaciones están referidas a los pacientes SUD COVID-19, para los demás pacientes SUD nuestra recomendación es continuar con las prácticas habituales, que contemplan los cuidados éticos y humanísticos que requieren esos momentos, y de acuerdo a los protocolos de cada institución.